OSVALDO POLIDORO
(reencarnación de Allan Kardec)
A LOS MARGENES
DEL MAR MUERTO
Yo Soy la Esencia Absoluta, Soy Arquinatural,
El Omnisciente y Omnipresente, Soy la Mente Universal,
Soy la Causa Originaria, Soy el Padre Omnipotente,
Soy una persona que me gusta mucho.
Estoy fuera y dentro, estoy en la cima y abajo,
Yo Soy el Todo y la Parte, Yo es que a todo enfaje,
Siendo la Divina Esencia, Me Revelo también Creación,
Y respondio en Mi Obra, siendo el Todo y la Fracción.
Yo estoy en vuestras profundidades, siempre a mantenerlos,
Porque soy vuestra Existencia, vuestra Razón de Ser,
Y Hablo en vuestro interior, y también en vuestro exterior,
Estoy en el cerebro y en el corazón, porque soy el Señor.
Ven, pues, a Mi Templo, regresad, por tanto, a Mí,
Yo estoy en vosotros y en el Infinito, Soy principio y soy fin,
De Mi Mente sois hijos, vosotros seréis siempre dioses,
Y, marchando hacia la Verdad, ruiréis vuestras cruces.
No os entreguen a misterios, enigmas y rituales,
Yo quiero Verdad y Virtud, nada de "ismos" que tales,
Que de mí parten las leyes, y, cuando en ellas crezcan,
En Mis hechos creceréis, para que mis Glorias tengáis.
Yo no vengo y no voy, yo soy el eterno y el presente,
Siempre he sido y seré, en vosotros, la Esencia Divina Patente,
Su presencia es en mí, y la quiero plena y crecida,
Encima de simulacros, glorificando en mí la Eterna Vida.
Abandonando los atrasados y mórbidos encaminamientos,
Que recuerdan tiempos idólatras y paganismos polvorientos,
Buscad a mí en el Templo Interior, en Virtud y Verdad,
Y unidos a Mí tendréis, en Mí, la Gloria y la Libertad.
Siempre Fui, Soy y Seré en vosotros la Fuente de Clemencia,
Esperando a vuestra Santidad, en la integridad de la conciencia,
Porque no quiero formas y babugens, sino hijos conscientes,
Hijos colaboradores míos, por la unión de nuestras mentes.ERTOCAPÍTULOS DE LA VIDA
El hombre vive entre "porqués". El "por qué" de la vida, por ejemplo, interesa a todos
y frecuentemente nos preguntamos sobre hechos con que nos encontramos y que nos dejan
perplejidad. La Filosofía incumbe, sin duda, a explicar cabalmente estos hechos, al
menos presentar posibles explicaciones, hipótesis racionales, teorías razonables, etc.
Pero la vida se burla de esos esfuerzos y los "por qué?" siguen desafiando respuestas
exacta. Ninguna ciencia pudo todavía informar convenientemente al hombre. El hombre es
Qué es; pero, de ello, el conocimiento perfecto no tiene. Todo lo que se le da saber, por
con el aumento del soberbio contingente de las revelaciones espiritistas, no va hasta
el punto de poder afirmar estar en posesión de los principales e indiscutibles conocimientos.
Veamos: que se podría decir de justo, de insoportable, al verse un hombre,
joven o viejo, sabio o ignorante, son o enfermo, rico o pobre, al margen de un
regado, empuñando una vara de pescar? ¿De dónde viene, ciertamente, esa criatura?
¿Qué es en sí, en el rol de las cosas y de los seres? ¿Cuál es su grado ante la infinita escala
jerárquica de las personalidades? ¿En qué punto de la escalada estará obligado a estacar?
Existe un posible término en el camino de los escalones sin fin y sin número,
torbellino de torbellinos de mundos y agrupamientos demográficos del infinito?
No obstante, un hombre con su caño inmóvil al borde de un regadío o de un
caudaloso río, jamás dejaría de ser algo, de tener su historia, de aspirar a
un fin, de sentir dentro de sí un mundo, de tener ideas y actuar en el universo infinito que el
aproximadamente. Este hombre poco sabe del conjunto de la llamada creación, de los orígenes y de los
procesos de manifestación de la vida; sin embargo, no deja de ser partícipe de la gran
Verdad y parte integrante de la Unidad.
¿Quién sabría todo acerca del lechón Ambrosio, aquel hombre de 50 años que
volvía a penates, ahogando, azotando a los animales, corriendo el peligro de rodar
y se cayó dentro del formidando río que se deslizaba allá abajo? ¿Qué pensaba él,
en ese momento, en el marco de lo que ya habría pensado, en el curso de las vidas y de laspreocupaciones? Lo cierto es que, animado del deseo de llegar a la casa, fustigaba a los
los caballos que, también ansiosos de descanso, tiraban fácilmente al galope. El sitio de
Ambrosio distaba unos 20 kilómetros de la ciudad, donde residían sus clientes.
¿Qué podríamos decir, también, sobre el farmacéutico Antônio, residente en la ciudad
y que, habiendo ido a tomar medicinas a una granja cercana, apretaba el acelerador de su casa
Fordeco, con la esperanza de llegar más temprano al hogar, confiando, como Ambrosio, la mitad
en la suerte y la mitad en su habilidad, para evitar algún desastre? ¿Quién podría prever
lo que les sucedería dentro de poco, más allá, en una curva más cerrada
o en un ángulo más agudo del camino? ¿Cómo podrían imaginar esos
amigos de infancia que, minutos después, tendrían que enfrentar el trance más augusto de las
sus vidas: la muerte? Lo cierto es que los hadas, los hadas con o sin fatalismo, habían
el fin de ambos y decretado que los dos amigos causaría la muerte, uno del otro,
otra. Fue por eso que, viniendo ambos en sentido contrario, se vieron de improviso frente
el frente, en sus respectivos vehículos, haciendo cada cual el máximo para disminuir el
el alcance de la tragedia inminente. Todo lo que lograron fue aumentar la intensidad de la
misma. Reconociendo mutuamente, Ambrosio y Antônio quisieron dar paso
al amigo y, abrieron la curva. Con eso sólo consiguieron chocarse
violentamente y rodar juntos el abismo. ¡El vorado los tragó! El camino era por
demasiado estrecha y los vehículos se desequilibraron, cayendo a los trampones en la
la medusa deambular. Allí abajo, en el rodopiar sin fin de las aguas en torbellinos,
se unieron en triste destino los restos de los vehículos y de sus conductores. algunos
piedras, desplazadas de sus lugares, se juntaron a los siniestros, en su destino.
Dos hombres, un carro, un automóvil y dos equinos pocos signos dieron de sí,
por unos minutos. Después, el escenario volvió a la calma habitual. La rutina se ha
sujetos. La naturaleza amorfa asiste indiferente a la muerte del hombre y del insecto. Nada fue
considerado en su cuaderno, en relación con las víctimas, sus descendientes y los
sus problemas. Todo es y todo pasa. Es la ley del mundo en que vivimos.
Al parecer, Dios no se interesa por lo que sucede en el mundo. Hay millones de
años los lobos devoran los corderos y ambos son tratados con igual desvelo por la
Providencia. Estaba reservado al Espiritismo para explicar cómo opera la Justicia Divina. la
compensaciones son maravillosas y lejos estamos de poder comprender los procesos
todos de funcionar la reparación. Consignemos sólo que el perfeccionamiento de las
las especies requieren el sacrificio de los individuos menos aptos, según la Ley de la selección
natural. La lucha por la vida y por su conservación trae sufrimientos, pero éstos también
se aprovechan para el perfeccionamiento del espíritu. Por tanto, por despiadada, la
La naturaleza ayuda a la evolución de las formas corpóreas e inmateriales. ¿Las injusticias?
Oportunamente serán sanadas.
Al día siguiente, al lugar del accidente asistieron autoridades y pueblo. Surcos en el
el suelo habían sido dejados por las ruedas y patas de animal. El sombrero de uno de ellos
estaba, como testigo cambia de una hablante tragedia. Era, dijo don Maria,
su fallecido marido, el farmacéutico Antônio. Ambrosio ningún detalle de él había dejado,
a no ser el rastro fuerte de las ruedas de hierro de su carro. El bullicio en la ciudad fue
de pasmar! Los comistas más fantasiosos surgieron de improviso. periodistas
exagerados se pusieron en función. La imprudencia hablada y escrita del lugar no
se imaginaba que los dos amigos, invisiblemente, hicieran comentario de tantos supuestos
razones.Pero, todo fue, como siempre se dio y se dará, tomando rumbo a las planicies de la
normalidad. La investigación abierta por la policía concluyó por la prueba del accidente y
su cierre cerraba el libro de la vida terrena de Ambrosio y Antônio. Dentro de
poco sus nombres eran citados sin entusiasmo ni pieguismos espontáneos o
afectadas. Otros acontecimientos, otros desastres, de los que proliferan
miles, todos los días en todas partes, ocupar la atención de los vivos. Todo es, todo
pases. El sol no se detiene. Los mundos describen por el éter la apoteosis del Cosmos. Y los
los espíritus viven, viven siempre, para el todo y para sí mismos, como partes integrantes
del mismo Cosmos. La vida es movimiento, y los mundos, los seres, las leyes y los destinos son
otros tantos accidentes en el desdoblamiento de su manifestación. Accidentes, pasajeros unos,
otros eternos, todo sigue un rumbo y obedece a un destino. Básicamente sólo es la VIDA,
en su singularidad indiscernible. Por eso, todo es y todo pasa bajo condiciones. Sin embargo,
EL SUPREMO ESTADO, que es fundamento íntimo de todo y todos, quién podrá decir
algo positivo?
Los seres y las cosas son partículas del TODO a caminar con rumbo, en la inmensidad
insondable del propio TODO. Las leyes y los destinos son, no dudamos, razones
fundamentales inherentes al hecho de existir. La posibilidad, que todos tienen, de si
divinizar, por sublimación, prueba que emanamos de Dios y en Él vivimos.
Fundamentalmente, sin embargo, sólo Dios es. Porque somos lo que ÉL quiere que
ser. En el seno del ABSOLUTO, nuestro libre albedrío también es determinismo.
Existimos, tenemos valores innatos. Hemos desarrollado estos valores y los utilizamos, pero en
círculo que el Supremo nos traza. Ninguna acción humana exorbita que leyes le
proporcionar; y el hombre no hace leyes. El hombre es una ley del TODO y actúa como puede
dentro de su cuadro, que va hasta poder influir en los acontecimientos y en las acciones de
otros hombres.
.Pero la reflexión y el análisis de cuestiones fundamentales tienen consecuencias mucho más prácticas de lo que parece. La filosofía no solo nos ayuda a ver el mundo de forma diferente, sino que también puede cambiar cómo interactuamos con él. Desde cómo podemos ayudar a los demás hasta cómo enfrentarnos a la muerte o si debemos tuitear enfadados. El pensamiento crítico y las herramientas que nos proporciona la filosofía nos ayudan a tomar decisiones meditadas.
lunes, 14 de mayo de 2018
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